DEVELANDO EL PENSAMIENTO DEL PROFESOR
Es interesante develar los pensamientos
que subyacen en “el pensamiento del profesor”, aparecen puntos muy fuertes para
reflexionar.
Repensar la relación saber formal/poder:
Si para Chervel (1990) la cultura escolar
es propia y se nutre de objetos producidos por y para la escuela –integrando
sus prácticas-, entonces porqué hacer
hincapié en el saber formal que detenta el docente como poder; como si la
acción de los sujetos escolares, no tuviera ninguna influencia en lo que se
produce. Justamente el “saber escolar”
está avalado por esos sujetos participantes del mismo. La escuela pierde su legitimidad como única fuente
autorizada de saber formal, desafiada
por la industria cultural. Enfrenta la dificultad de comprender los nuevos
modos de conocer y pensar (Reguillo).
El cuestionamiento como negativo o sospechoso:
El cuestionamiento,
es una práctica implicada, imbricada, en la situación áulica. Es interés, interpelación,
es poner en palabras lo que preocupa o tiene significado. El docente no ve
ningún sentido en los planteos, sin embargo, se podría pensar que son un modo
en que los jóvenes desean llamar la
atención o cambiar el rumbo de la
clase.
Pura ignorancia:
Aquí se percibe una postura frente al
alumno, en la que realmente se marca la cuestión del poder. Cuestionar sin saber. ¿Saber qué? ¿Qué debe saber el adolescente para poder interrogar al profesor? Lo
que sucede es que la complejidad se ha convertido en inseguridad para el docente (Heargraves) que ya no tiene todas las
respuestas. Por eso es importante la
presencia de un currículo, porque da
certidumbre, esto no significa que
no podamos transformarlo en acto
(Fumagalli), moldeando variaciones según la interacción con el grupo de
alumnos. En el currículo está lo “que deben saber”, aunque se reconoce que es
un mero recorte de contenidos que
deja fuera muchos aspectos culturales (Pineau). Para Enguita, la información es conocimiento, y el
conocimiento profesional es saber aplicar un diagnóstico y encontrar las estrategias que tracen el camino. “Pura
ignorancia” tomado como sinónimo de inculto
o inferior, muestra que hay un carácter relacional: el que conoce es
superior al que no conoce. Entonces, ¿Qué
lugar ocupa la escuela en la validación de las jerarquías culturales? (Pineau).
Lo que los alumnos consideran
significativo:
La escuela
debería averiguar lo que los jóvenes consideran importante, para llevarlo
al aula. ¿No son válidos esos reclamos?
¿Quién debe acercarse y acortar la
brecha entre culturas juveniles
y culturas docentes? La disrupción que provocó la entrada de lo mediático en la
vida de las personas, ha transformado los modos
de percepción y las estrategias de pensamiento (Brito y Finnocchio). La cultura escolar se aleja de la vida cotidiana,
de lo significativo para la juventud. Volvamos al currículo no solo propone
“contenidos a saber”, también habla de cambios
en el enfoque y sugiere la inclusión de innovaciones tecnológicas. En el
fragmento de la película –interpelado por María del Carmen Bossio-, no hay ningún recurso tecnológico utilizado
por el docente; solo tiza, pizarra y un diálogo –ni una imagen, pero circulan reproductores de música y
celulares que están mostrando… diciendo algo de esos jóvenes. El currículo
es la organización de la tarea por parte de los docentes y el vínculo pedagógico que se establezca en la clase (Feldman). El
“contenido” no es un “objeto” a transmitir (saber) sino el resultado del
procesamiento de las oportunidades de
aprendizaje que se despliegan en el aula (conocimiento).
Berenice
Heredia
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