LA ESCUELA SECUNDARIA ¿ES UN “NO-LUGAR”?
En este trabajo se pretende contestar a
este interrogante a partir de varios aportes, teniendo en cuenta los conceptos
de “lugares vacíos y practicados”,
en relación con los sujetos que transforman y
producen cultura en la escuela. ¿Qué tipo de lugares reproduce la escuela? ¿Qué opciones debería otorgar? Este planteo se ha elaborado tomando
como parámetro algunos ejemplos de la propia práctica docente.
Desde sus orígenes, “la escuela” fue
entendida como un ámbito de socialización que concedía la posibilidad de
insertarse en el mundo del trabajo o de los estudios posteriores. En la
actualidad, es un lugar de tránsito, sin sentidos, un no-lugar.
Las transformaciones tecnológicas y
culturales, a partir del vértigo que proponen la imagen y la comunicación, en
términos genéricos, deberían dar espacio para reconstruir el lugar de la escuela. Sin embargo, esto no ha sucedido aún. Por
el contrario, la misma se ha visto deteriorada y desvalorizada. Asisten a ella:
el pesimismo pedagógico, la desesperanza, la abulia y el vacío. Ante la caída,
las culpas: los adolescentes apáticos –cuando se sabe que la juventud se
distingue por su “liminalidad”, o sea, el tránsito de experiencias en los
márgenes- (Margulis 1996); las familias en crisis, los docentes poco
calificados, etc. Pero si profundizamos hay causas más poderosas, como dice
Dussel, las escuelas deben “…repensar su contrato fundacional y enfrentar los restos del naufragio” (Caruso
y Dussel 1995). Ella ha sido debilitada por las políticas económicas
neoliberales (Tenti Fanfani 2004). Ni siquiera las reformas educativas de los
noventa han logrado salvarla; contrariamente nos dejaron como todo resultado un
escenario fragmentado.
La escuela ya no puede construir
subjetividades, la globalización y los avances tecnológicos la han convertido
en un no-lugar, un espacio vacío, un shopping por donde se pasea –durante la
adolescencia-, se pasa y se practica el oficio de ser alumno o cumplimiento, o “cumplo
y miento”, hago que aprendo (Valdés 2007). El Mercado todo lo puede, hasta reasignamos el período del receso
escolar en función de las ofertas turísticas –no desde criterios pedagógicos-.
La educación ya no es un destino, sólo hay que “ocupar el tiempo”; no es un lugar,
es una experiencia, pero ¿qué
experiencia? ¿una profunda o una pasajera? Como turistas en una escala de
vuelo, para continuar su viaje ¿Viaje hacia dónde? Los lugares globales son espacios que desalientan…que estimulan la idea
de transitoriedad, presente en
estado puro, sin pasado o futuro (Augé 2005).
Tal vez, hacia un espacio líquido, fluido, que se nos escapa entre los
dedos.
La escuela es aburrida, -“me aburro
prof”, -“esto ¿para que me sirve?”. La idea del consumo, todo tiene que
ser un bien a consumir. Para García
Canclini, el consumo es el lugar en
el que los conflictos…se continúan a propósito de la distribución de bienes y
la satisfacción de necesidades. No
importa si tiene sentido, lo que interesa es si puedo consumirlo, tragarlo
–aunque ésta puede ser una forma de darle sentido-. El mercado como agente de socialización vende
mercancías pero además transmite ideas y
visiones del mundo.
Los docentes son los que no saben qué
hacer con los chicos.
Un
padre pregunta: “¿para qué les sirve saber cómo
funcionan los vientos?” Y con toda paciencia el docente explica que pronto
aprenderán sobre huracanes y deben conocer primero el sistema general de vientos.
Padre satisfecho responde: ¡Qué bueno!!! Van a hablar de catástrofes!!!!, me
imagino que verán una “peli”. Lo
espectacular vale, es como en la
“tele”. La emoción efímera pero fuerte,
vertiginosa, el choque, lo visual. Hasta los adultos nos hemos convencido de
que la escuela no sirve, es aburrida –no como la “tele”- y hay que
transformarla en un espectáculo. Como en la vida real “igualito”, donde los adolescentes practican
cotidianamente “la espectacularización del yo” (Sibilia, Paula) por Facebook.
La sobremodernidad
(Augé, 2005), presenta un triple exceso:
del tiempo, del espacio y del individuo. Hay que comprender todo el presente,
acelerando, lo que dificulta enormemente dar sentido. “Enseñar es hacer una seña, dar un
signo, significar, pensar en lo posible
y no solo en lo real”. Entonces
nos preguntamos: la escuela, ¿enseña?
¿Se lo permiten? El espacio, fronteras que se desdibujan constantemente,
fronteras geográficas, fronteras internas, en el mundo real y en el simbólico,
que terminan dejando al adolescente sin
totalidad que lo rescate, lo contenga, lo limite. Sobreabundancia del ego,
de individualidad, “yo soy el mundo”.
Un
alumno viaja a París, el docente le pide que confeccione un diario de viaje,
así a su regreso comparte con sus compañeros su experiencia. Como “necesita
nota”…aparece con su Netbook y una presentación, con una imagen de la Torre
Eifell. Guauuuuu!!!!! Siguiente slide: él comiendo una hamburguesa gigante y
mostrando su latita de gaseosa con la marca en primer plano. Tercer (y
siguientes slides): escenas del Torneo Rolland Garros, con él ubicado en la
platea saludando. Se le acerca una imagen satelital de París para que señale los
sitios en que estuvo… no pasó de la famosa Torre. Todos festejaban, no porque
nunca hubiesen estado en esa ciudad, la mayoría ya la visitó. -¡Qué divertida
la clase de hoy, profe! ¡Qué buena que estuvo!!!!!! En un rincón, el docente
casi lloraba de desolación.
Los
espacios son históricos, son
construidos socialmente. Se
encuentran asociados a una cultura.
Permiten la constitución de vínculos
interpersonales y crean identidades
compartidas.
Aquí se vuelve sobre la promesa de que
la globalización, nos brindaría más posibilidades para el aprendizaje. Los
docentes deben incorporar las innovaciones tecnológicas y ser más creativos
–como mandato-. Pero como se dijo, los no-lugares se recorren, se viven en el
presente, en esa clase, en ese instante,
sin detenerse a pensar… a reflexionar,
sin tiempo… ¿Cómo lograr el juicio crítico y reflexivo? Si en ellos, los alumnos, el aspecto relacional está dirigido desde fuera- “les anunciamos
que el centro comercial está por cerrar sus puertas”-, no dialógicamente, como en el aula. No se opera ninguna
integración; circulan individualidades indiferentes entre sí.
La escuela, las clases nos los atraen,
les parecen espacios extraños. Lugares que deberían ser practicados (Reguillo
2007), quedan vacíos de sentido. Luego, la otra
cara de la moneda: los alumnos del Profesorado. No sólo
no tienen acceso a una PC, ni siquiera
tienen dirección de e-mail. La accesibilidad
material y/o simbólica tan
proclamada, es otra promesa no cumplida. Estos futuros docentes tienen
entrada a muy pocas ventajas de la globalización, apenas una ventanita -y no de Windows precisamente-. También están
en un no-lugar, como los que están en campos de refugiados… en un tránsito
prolongado…esperando ser rescatados, esperando que la educación les de un
sentido a sus vidas.
Ante las relaciones efímeras, los
docentes deben fomentar la integración,
crear vínculos firmes, trazar
itinerarios que los acerquen a esos adolescentes, permitirles dejar sus
huellas…improntas de sus caminos. Frente a la fragmentación, ayudarlos a
recorrer la ruta de los significados,
promoviendo la escucha activa y el respeto por la alteridad o
extranjería de ese otro que aparece en el espacio. Utilizar los intersticios (Rockwell 2006) para darles un anclaje identitario. El
desafío es mapear, sugieren Dente y
Brener, para construir un camino juntos: jóvenes, adultos y escuela.
BIBLIOGRAFÍA
-Augé,
M. (2005). Los “no lugares”, espacios del anonimato. Una Antropología de la
sobremodernidad. Barcelona: Gedisa.
-Caruso,
M. y Dussel, I. (1995). Yo, tú, él ¿Quién es el sujeto? En: De Sarmiento a los
Simpsons. Cinco conceptos para pensar la educación contemporánea. Bs. As.:
Kapelusz.
-Dente,
L. y Brener, G. (2009). Clase 5: Hacia la producción de culturas docentes
sensibles a las culturas infantiles y juveniles. Bs. As.: FLACSO-Argentina.
-Dussel,
I. (2007). La escuela y la diversidad: un debate necesario. Bs. As.: FLACSO-Argentina.
-Reguillo
Cruz, R. (2009). Jóvenes, riesgos y desafiliaciones en Latinoamérica. En:
revista Propuesta Educativa (28). Bs. As.
-Tenti
Fanfani, E. (2004). Viejas y nuevas formas de autoridad docente. En: rev.
Todavía. Bs. As.
-Sibilia,
P. (2005). Espectacularización del yo. En revista el Monitor, dossier@me.gov.ar
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